La historia de Celsa Group y Werfen es un claro ejemplo de cómo las dinámicas familiares pueden influir significativamente en la evolución y estructura de las empresas. Fundadas por los hermanos Francesc y José María Rubiralta, estas compañías catalanas han seguido trayectorias distintas tras una separación motivada por diferencias en la gestión y visión empresarial.
Desavenencias entre los hermanos Rubiralta y la separación de negocios
La historia de Celsa Group y Werfen está marcada por una profunda división familiar que tuvo lugar en 2006, cuando los hermanos Francesc y José María Rubiralta decidieron poner fin a su gestión conjunta. Ambos habían heredado el liderazgo de un conglomerado empresarial fundado por su padre, pero sus diferencias en la visión estratégica, en el estilo de dirección y en la gestión de la herencia familiar provocaron una ruptura que derivó en la separación definitiva de los negocios.
Como parte del acuerdo, Francesc Rubiralta se quedó con el control de Celsa Group, el núcleo original del grupo familiar centrado en la siderurgia. Por su parte, José María Rubiralta asumió el liderazgo de Werfen, una firma especializada en diagnóstico hospitalario y tecnología biomédica, que hasta entonces era una división secundaria del grupo. En ese momento, Celsa generaba una facturación mucho mayor que Werfen, por lo que la herencia empresarial se reequilibró con compensaciones económicas a favor de José María.
Con el paso de los años, Werfen experimentó un crecimiento sostenido, expansión internacional y una sólida estabilidad financiera. En cambio, Celsa, muy expuesta a los vaivenes del sector y con un alto nivel de endeudamiento, acabó perdiendo el control familiar en favor de los acreedores en 2024.
Orígenes de Celsa Group
Celsa Group fue fundado en 1967 en Castellbisbal (Barcelona) por los hermanos Francesc y José María Rubiralta, en el marco de una empresa familiar nacida del esfuerzo y visión industrial compartida. Su crecimiento fue rápido, incorporando un horno eléctrico en 1976 que marcó el inicio de una etapa de expansión. En las décadas siguientes, el grupo amplió su presencia en España mediante adquisiciones estratégicas como Siderúrgica Besós, Nervacero y Trefilerías Moreda, fortaleciendo su cartera de productos.
A partir de los años 2000, Celsa emprendió una ambiciosa internacionalización, comprando acerías y plantas de producción en Reino Unido, Francia, Noruega y Polonia. Su modelo de negocio, basado en la producción de acero circular mediante reciclaje de chatarra férrica, la posicionó como líder en sostenibilidad dentro del sector siderúrgico europeo. Sin embargo, las fuertes inversiones y la carga financiera acumulada tras la crisis de 2008 lastraron sus cuentas.
En 2024, tras años de tensiones con sus acreedores y un proceso judicial prolongado, el control de Celsa dejó de estar en manos de la familia Rubiralta, rompiendo definitivamente con su legado y herencia empresarial. A pesar de este giro, la empresa sigue operando bajo una nueva dirección, enfocada en la viabilidad económica y la descarbonización industrial.