Viviendas en el campo

  • por Josep Mª Reichardt
  • hace 2 años
  • Noticias
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Las viviendas en el campo se están convirtiendo en una tendencia en nuestra sociedad. El incremento de la cobertura de telefonía móvil e Internet hace que muchas personas que pueden teletrabajar se planteen una vida más relajada, ecológica y saludable que la que tienen en las ciudades, sin perder de vista que también es mucho más económica. En este artículo vamos a desarrollar con detalle este concepto.

Muchas personas optan por vender su piso al contado y con el dinero obtenido pueden costearse sin ningún tipo de problemas una vivienda en el interior de cualquier zona de España, lo que en algunos sitios se conoce como la España vaciada.

Crisis en nuestra sociedad

Nuestra sociedad está viviendo dos crisis de la vivienda que se podrían solucionar fácilmente con la alternativa de vivir en viviendas en el campo.

La primera crisis es la de la emancipación de nuestros jóvenes. No es que no quieran emanciparse, ¡es que no pueden! Los precios de las viviendas en las ciudades están fuera del alcance de los jóvenes. Las viviendas de compra, por supuesto, porque los jóvenes tienen unos contratos muy mal remunerados y precarios que impiden a los bancos que les presten cualquier tipo de financiación hipotecaria para la adquisición de una vivienda permanente. Pero es que los alquileres en las ciudades también son prohibitivos para los jóvenes porque tienen que competir con el alquiler vacacional o turístico que son mucho más rentables que el alquiler permanente o de larga duración al que aspiran los jóvenes.

La segunda crisis es la del confinamiento. La ha descubierto mucha gente «gracias» a la pandemia de la COVID 19 porque hasta que no nos han obligado a teletrabajar no nos hemos dado cuenta de lo fácil que es y de los beneficios que tiene, por ejemplo ahorrarse molestos desplazamientos en horas punta para ir al trabajo en las grandes ciudades, gastos de locomoción, de aparcamiento, de manutención si haces jornada continuada…

Pero en esta ocasión se han «juntado el hambre con las ganas de comer» porque al mismo tiempo que aparecen los problemas para vivir en las ciudades también aflora un grave problema de equilibrio territorial y es que la gente abandona casas y pueblos en el campo para irse a concentrar en las grandes ciudades, sus alrededores y las poblaciones turísticas, atraídos por las infraestructuras y por las posibilidades laborales.

Solución al problema de la vivienda

La solución es aprovechar todas estas viviendas que existen en las poblaciones de interior, que ya cuentan con las infraestructuras mínimas necesarias para el confort al que nadie quiere renunciar, como electricidad, agua corriente, calefacción, etc. y otras muchas ventajas derivadas de la vida en el campo como la tranquilidad, los buenos alimentos, la inexistencia de contaminación, nulos problemas de movilidad o aparcamiento, etc.

Las dos únicas condiciones que se deben mejorar, en algunos casos, son los accesos rodados a las casas y un buen acceso a Internet.

Si alguien quiere probar a cambiar la vida de la ciudad por la vida en el campo, existen cientos de casas e incluso pueblos disponibles en las comarcas de interior que permiten el establecimiento de los jóvenes en lo que podríamos llamar «comunas tecnológicas». En estas comunidades se puede teletrabajar perfectamente, los alquileres son muy bajos o incluso hay algunos municipios casi despoblados que ofrecen viviendas gratis a cambio de que la gente se vaya a vivir a su pueblo.

Hay personas y entidades, como Marta Lloret, más conocida como «la cazadora de masías» y entidades como España vaciada que dedican sus esfuerzos a la localización de antiguas viviendas en el campo y a la revitalización de estos pueblos de interior que sufrieron fenómenos migratorios masivos a partir de la mitad del siglo pasado y que continúan en el presente.

Cerca de estas «comunas tecnológicas» pueden establecerse todo tipo de profesionales liberales que pueden hacer su trabajo desde casa, como los traductores, los redactores de contenidos, los escritores, los artistas y artesanos de toda clase, etc. Otros profesionales más o menos dependientes de ir a una oficina o despacho también pueden pasar días enteros teletrabajando, sin necesidad de acudir a su centro de trabajo oficial más que algunos días al mes. Una vez establecidos en el campo también se abren oportunidades para ofrecer productos turísticos en el entorno, como turismo rural, rutas BTT, senderismo o a caballo, gastronomía y conservas, etc.

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