Déficit de vitaminas y minerales en la sociedad moderna

  • por María Comellas
  • hace 3 meses
  • Salud
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Déficit de vitaminas y minerales en la sociedad moderna. Frutas en un cesto.

Hoy en día, pese a la abundancia de alimentos disponibles, los avances en tratamientos médicos y en plena era de la información, cada vez hay más personas que sufren déficit de vitaminas y minerales esenciales. Este fenómeno, denominado por expertos como “la doble carga de la malnutrición”, combina la coexistencia paradójica del exceso calórico con la deficiencia de nutrientes clave. Así lo explica el presidente de la Sociedad Española de Nutrición (SEN) y catedrático de la Universidad de Zaragoza, Luis Moreno.

Entre los nutrientes críticos cuya deficiencia es cada vez más habitual destacan el calcio, hierro, potasio, vitaminas A y D, además del ácido fólico. La falta de estos micronutrientes tiene efectos directos sobre la salud, afectando negativamente a diversos procesos biológicos como el crecimiento óseo, la producción de sangre, la regulación de la presión arterial y la función inmunitaria. Sin embargo, la paradoja reside en que la sociedad actual tiene acceso a alimentos procesados con abundantes cantidades de sodio, grasas saturadas y azúcares añadidos, que no solo carecen de los nutrientes necesarios, sino que además pueden dificultar la absorción de vitaminas y minerales esenciales.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha reconocido este problema creciente, advirtiendo que el alto consumo de alimentos y bebidas ricas en azúcares añadidos perjudica considerablemente la calidad nutritiva de las dietas modernas. Según explica Nancy Babio, presidenta del Colegio de Dietistas-Nutricionistas de Catalunya (Codinucat), estos alimentos aportan energía vacía, lo que significa que proporcionan calorías pero sin beneficios nutricionales significativos. La consecuencia directa es un aumento considerable de problemas de salud pública, como la obesidad, la hipertensión y las enfermedades cardiovasculares, que actualmente constituyen las principales causas de mortalidad a nivel global.

Además, este desequilibrio nutricional afecta particularmente a poblaciones vulnerables, como niños, mujeres embarazadas y personas mayores. Por ejemplo, la falta de hierro puede llevar a anemia, especialmente común entre mujeres en edad fértil. El déficit de vitamina D se relaciona con problemas óseos y debilitamiento del sistema inmunológico, incrementando la susceptibilidad a infecciones y enfermedades autoinmunes.

Especialistas coinciden en que la solución a este problema radica en una mayor concienciación sobre la importancia de mantener una dieta equilibrada y diversificada, basada en alimentos frescos, naturales y mínimamente procesados. La educación nutricional desde edades tempranas y políticas públicas efectivas para promover hábitos saludables resultan fundamentales. Además, es crucial que se regulen los productos ultraprocesados con campañas informativas claras que permitan a los consumidores elegir conscientemente alimentos más beneficiosos para su salud.

Finalmente, desde el ámbito sanitario y educativo, se promueve la importancia de incluir frutas, verduras, cereales integrales, frutos secos, legumbres y productos lácteos ricos en nutrientes esenciales en la dieta diaria, evitando así los déficits nutricionales que se han convertido en un preocupante desafío de salud pública en la sociedad moderna y contribuir al rejuvenecimiento del organismo.

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