El Raluy despliega su espectáculo “Terra“, una oda circense al planeta, en una gira estival que reafirma su legado artístico.
En plena ebullición de festivales musicales y propuestas culturales estivales, hay un espectáculo que mantiene viva la llama del arte escénico más ancestral: el Circo Raluy. Con su carpa vintage, su atmósfera romántica y un elenco que es casi una familia extendida, el Circo Histórico Raluy, dirigido por Rosa Raluy, vuelve a recordarnos que el circo sigue siendo una forma de arte vibrante, poética y profundamente humana.
Actualmente instalado en Playa d’Aro, Costa Brava, el Circo Histórico Raluy ofrece su última creación: Terra, un espectáculo que celebra la conexión del ser humano con el planeta, sus ciclos naturales y su belleza invisible, todo narrado a través del lenguaje universal del circo.
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Una obra estética y emocional: el planeta como protagonista
Terra no es un simple desfile de números de habilidad. Es una propuesta escénica de dos horas que combina poesía visual, destreza física y sensibilidad ambiental. Concebido como “un homenaje al planeta que habitamos”, el espectáculo propone una reflexión artística sobre la naturaleza y sus ciclos vitales. La dirección artística corre a cargo de Rosa Raluy, acompañada por su marido William Giribaldi, ambos figuras clave en la puesta en escena y producción del espectáculo.
La carpa, las caravanas, los uniformes y hasta la iluminación componen un ecosistema estético que conecta con el imaginario del circo clásico europeo, pero con una mirada contemporánea.
Tradición y renovación en una misma pista
El Circo Histórico Raluy es una de las dos ramas que surgieron del proyecto original de Carlos Raluy, fallecido en 2019. Mientras su hermano Lluís y su descendencia continúan la tradición con el Circo Raluy Legacy, Rosa ha trazado su propio camino con un enfoque más poético, introspectivo y artístico.
En Terra participan tanto artistas internacionales como miembros de la familia, reforzando esa idea del circo como herencia viva. Destacan el acróbata italiano Coatti, especializado en telas aéreas; el equilibrista Omar Marton y la artista húngara Leona Mohácsi, que deslumbra con su número de hula-hoops y su participación en el Trío Bokafi, con un número de báscula que deja sin aliento.
Quinta generación: el alma femenina del espectáculo
Pero sin duda, las grandes protagonistas son Kimberley y Jillian Raluy, conocidas como las Hermanas Raluy, son hijas de Rosa y miembros de la quinta generación de la familia Raluy. Ambas han crecido entre bambalinas y carpas, y su dominio escénico es tan técnico como emocional. En Terra, las hermanas presentan dos números de altísima complejidad: uno de “water meteor”, donde giran objetos suspendidos con precisión milimétrica, y otro de cintas aéreas, que se lleva la ovación más sentida de la función.
Su presencia en la pista no es solo una exhibición de habilidad, sino la encarnación de una dinastía circense catalana que ha sabido mantenerse fiel a su esencia sin dejar de renovarse.
Una gira por Cataluña que conecta con el público local
Este verano, los Raluy siguen recorriendo el territorio catalán. El Circo Histórico Raluy estará en s’Agaró hasta el 26 de julio, para luego trasladarse a Palafrugell en agosto y Torroella de Montgrí en septiembre. Por su parte, el Circo Raluy Legacy puede verse en Cunit hasta fin de mes y en Calafell durante agosto.
Ambas compañías conviven sin interferirse, mostrando que la historia familiar puede bifurcarse sin romperse. Dos visiones del circo que comparten la misma raíz, el mismo apellido y una misma pasión y ambos son empresas familiares.
Una experiencia que va más allá del espectáculo
Más allá de los números técnicos y la puesta en escena, lo que distingue al Circo Raluy es su capacidad de crear comunidad. El equipo –presentadores, músicos, cómicos y técnicos– despide uno por uno a los espectadores al salir, generando una sensación de cercanía rara en el panorama cultural actual. Entre ellos, aparece incluso Tortell Poltrona, símbolo del circo en Cataluña y amigo de la familia.
En un verano dominado por festivales masivos y espectáculos digitales, el Circo Raluy apuesta por la intimidad, la emoción directa y la autenticidad. Con Terra, la familia Raluy demuestra que el circo no es solo un arte escénico, sino también una forma de vida que respira, evoluciona y emociona generación tras generación.