EVERGRANDE. La crisis del gigante de la construcción en China

El caso de la empresa EVERGRANDE de China sirve para explicar que el comercio exterior actúa como unos vasos comunicantes: cuando un país tiene superávit de su balanza de pagos por cuenta corriente, otro (u otros) tiene (n) una cifra similar de déficit. El presente es hijo del pasado, con la experiencia del pasado disponemos de instrumentos para comprender el presente: durante años el crecimiento del P.I.B. de China se basó en el superávit de su comercio exterior. La ecuación implicaba que este superávit fuera déficit de los países que compraban los productos chinos. Sobre todo U.S.A. y el resto de economías occidentales, y esta ecuación se mantuvo hasta la Gran Depresión de 2007.

China pasó de un superávit exterior del 10% en su P.I.B. a un 1% en 2018-2019. Las economías occidentales no podían seguir con el ritmo de compras a China y por su parte el Partido Comunista no podía presentar cifras de crecimiento más bajas que en años anteriores porque representaba un coste políticamente inaceptable. La solución que adoptaron los dirigentes chinos fue impulsar el consumo interior. El consumo interior se impulsa facilitando el acceso al crédito a empresas y particulares. Es decir que los dirigentes chinos, para mantener el ritmo de crecimiento de su economía, recurrieron al método que había llevado a Occidente a la Gran Depresión que empezó en 2007.

El sobreendeudamiento de empresas y particulares es una herramienta eficaz para el crecimiento de la economía a corto plazo, pero es una bomba de relojería porque, como pasó en U.S.A. con las sub-prime se cometen errores en la concesión de créditos y estos se convierten activos tóxicos o difíciles de refinanciar.

Pero como dice el Profesor Santiago Niño Becerra, durante estos años la economía ha seguido funcionando “dopada” gracias a las medidas de todos los bancos centrales conocidas como Q.E. (Quantitative easing) a pesar de continuar con la Gran Depresión de 2007, ahora agravada por la pandemia de la COVID-19.

Pero el problema de estas ayudas con dinero “inventado” es que los recursos se escapan del objetivo de los bancos centrales y, en lugar de servir para reactivar la economía productiva o real mediante el crédito a las empresas y a las familias, los recursos se destinan a la economía especulativa, es decir a los mercados bursátiles, de materias primas, de derivados, etc. donde se compran bienes intangibles con la esperanza de que suban de precio y venderlos con ganancias. No es la primera vez que un movimiento especulativo esconde una burbuja que estalla en el punto que ex post denominamos como su máximo, pero que hasta el minuto anterior al estallido los especuladores consideraban un buen momento para comprar.

La enorme inyección de dinero “inventado” en la economía generará una no menos grande inflación, los bancos centrales esperaban que la inyección de dinero sirviera para crear riqueza “real” que contuviera el efecto de la inflación, pero al no ser así nos precipitamos al peor de los escenarios posibles: la estanflación. En inglés stagflation, palabra compuesta a partir de stagnation, estancamiento, e inflation, inflación.

Los bancos centrales tratan de contener esta hemorragia de recursos y sus nefastas consecuencias mediante el “tapering” palabra tomada de los atletas que pocos días antes de la competición disminuyen el ritmo o nivel de su entrenamiento, que en el caso de las finanzas significa la retirada paulatina de la inyección de dinero “inventado” y esto va a tener graves consecuencias en la financiación del déficit público de países, como España, que tienen como  principal comprador de su Deuda Pública al B.C.E.

Pero volvamos a la China, la muestra más evidente de la mala política de sobreendeudamiento privado es la crisis de EVERGRANDE que actualmente se acerca peligrosamente al impago de su deuda, en algunos aspectos se parece al caso de la empresa “Barcelona Traction, Light and Power” popularmente conocida como “La Canadiense” que, a parte de su crónica descapitalización, tuvo que enfrentarse a motivos burocráticos y oscuros intereses políticos que le impidieron la compra de las divisas que necesitaba para atender al pago del servicio de la deuda emitida en el extranjero. Esto provocó su quiebra.

En China, como en España, los negocios inmobiliarios no se financian con capital, sino con endeudamiento. Si el negocio funciona bien el elevado apalancamiento hace más ricos a los promotores, si funciona mal el sistema financiero tiene un problema y debe crear un “banco malo” o SAREB que se haga cargo de los activos tóxicos. El esquema puede simplificarse con el dicho: “capitalización de los beneficios y socialización de las pérdidas” frente a estos planteamientos sería deseable una actitud más constructiva y solidaria y menos individualista, con una necesaria consciencia social de la actividad económica y, por supuesto, de nuestra actitud personal como consumidores.

La cuestión es si con EVERGRANDE el Gobierno Chino actuará como hizo el norteamericano con Lehman Brothers o como hizo el español con el rescate de BANKIA. Sería razonable alcanzar un punto intermedio entre el liberalismo económico que forma parte de la existencia misma de la economía capitalista y el estatalismo comunista que sustituye la saludable iniciativa privada por la burocracia del partido. En el caso chino cabe distinguir que, a diferencia de los activos de Lehman Brothers, EVERGRANDE tiene un enorme patrimonio inmobiliario, que ahora está devaluado pero que no se puede calificar de activo tóxico.

Parece poco probable que China renuncie a las elevadas tasas de crecimiento que necesita, aunque sea a base del sobreendeudamiento interior, cuando la riqueza de sus ciudadanos está todavía a niveles de una cuarta parte de la de los ciudadanos de las economías occidentales.

Referencias:

  • Juan Ramón Rallo – El Confidencial
  • Santiago Niño Becerra.
  • Carlos Balado, profesor de OBS Business School y director general de la consultora financiera. Eurocofin.
  • Fco. Pelayo
  • Alfredo Arahuetes, profesor de Economía de Comillas ICADE.

BERLÍN, 10 de noviembre de 2021

DMSA Deutsche Marktscreening Agentur (Agencia Alemana de Evaluación del Mercado) está preparando un procedimiento de quiebra contra Evergrande Group por impago intereses de sus bonos internacionales, DMSA vaticinó que la quiebra de Evergrande, el promotor inmobiliario más endeudado del mundo, puede conducir la economía mundial a un “Great Reset”, es decir, al colapso del sistema financiero mundial.

DMSA quiere buscar la bancarrota de Evergrande comprando unos bonos que tenían que haber pagado intereses, y al no haber cobrado ya tiene la oportunidad de demandar a Evergrande ante los Tribunales mercantiles por un procedimiento de insolvencia. La ingeniería financiera de los bonos en circulación hace que tengan una cláusula de incumplimiento cruzado, esto significa que si uno solo de estos bonos incumple, los 23 bonos en circulación automáticamente tienen el estado de “incumplimiento”.

Hasta ahora los inversores han confiado, con una cierta ingenuidad, en las maniobras de Evergrande y del Gobierno de China para resolver la crisis, pero la apuesta de DMSA puede hacer estallar el juego de equilibrios internacional y provocar el “Great Reset”.

A pesar de que DMSA se ve a sí misma como defensora de los consumidores, los clientes privados y los inversores, si provoca el colapso del sistema financiero mundial ninguno de ellos va a salir bien parado. De todas formas aunque la maniobra de DMSA es muy provocativa no podemos descartar otras del Gobierno de China que, no olvidemos, es el principal tenedor de deuda soberana de todos los países occidentales. La nueva guerra fría está servida.

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